viernes, 29 de abril de 2011
Zanarkand
Había una vez un sueño,
Nació perdido, sin un soñador en ningún sitio.
Sólo, paseo por las ruinas de la ciudad, queriendo que alguien lo soñara, queriendo que alguien lo alimentara y lo cobijara en un rincón de su mente desesperada. Sabia lo que era un sueño sin soñador, no más que una madeja de sentimientos sin trovador, pero el no se rindió, rebusco entre escombros alguien capaz de albergar un sueño como él, lleno de valentía y pasión, y vaya que si lo intento puede decirse que hasta el mismo sueño, soñó.
Soñó con sueños que se circunscriben en busca de alguien capaz de realizar una hazaña mayor, un disco que gira constante, sin tras ni rasante, que podía seguir buscando incansable, en un paisaje desolador donde otros sueños ascuas se hicieron, el continuo y dicen que lo hizo porque su sueño lo empujo.
Y que de sueños el mismo se alimentó, así que soñando siguió.
Hasta que un día alguien que lo soñara encontró y entonces dudó entre el soñador o el sueño que lo alimentó, tras una pausa de su corazón, descubrió que ya no podía volver a ser sueño, no podía pertenecer a una mente, pues una vez lo soñara se convertiría en un pasaje sin valor y moriría más solo de lo que empezó, ¿porque ahora y no antes dejo su búsqueda incansable? Tan simple como que el sueño se transformo en soñador
¿Imposible quizás?,
No al menos en mi ciudad
No al menos en Zanarkand
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